Ser mujer en India supone un reto en la igualdad de oportunidades. Ser mujer en India con diversidad funcional, implica una doble discriminación, un estigma social asociado a la discapacidad en cuestión.
El objetivo de la Fundación Vicente Ferrer para las personas con discapacidad es el de empoderarlas como actores principales de su proceso de desarrollo. Trabajar a través de la igualdad de derechos, oportunidades y acceso a los recursos disponibles.
Este objetivo, cobra más importancia cuando hablamos de que en este contexto, el valor de una persona se mide en términos monetarios, en otras palabras; ¿cuánto es capaz de aportar a la economía familiar? Si tenemos en cuenta que el 75% de la población con discapacidad reside en zonas rurales, podemos hacernos un idea de las arduas historias de vida.
Se hace por tanto necesaria, una implicación con el colectivo discapacidad en general y mujeres discapacitadas en particular. Desde 1987 la Fundación facilita entre otros recursos, acceso a la educación a través de 17 Escuelas Especiales Residenciales.
Desde el colectivo Communiars, hemos tenido la oportunidad de formar parte de este proceso/cambio educativo. El pasado periodo febrero-abril en el Intellectual Disability Center del Bathalapalli y Primary School for Inclusive Education y en la presente estancia en Centre for Speech and Hearing Impaired Children.
Limitaciones auditivas, visuales o de habla, son algunas de las consideraciones que hemos tenido que tener en cuenta a la hora de trabajar con lxs niñxs. Diferentes formas de enmascarar una realidad existente, que todos somos (y debemos ser) considerados iguales. El concepto de igualdad es una de los nociones sobre el cual reflexionamos a través de nuestras actividades, utilizando el arte como vehículo de transformación social.
Tan importante es que el entorno social tome conciencia, como que los propios sujetos implicados refuercen su propia autoestima y sentido de autonomía para sentirse en igualdad de oportunidades con respecto al resto de su comunidad. Confiamos en que esto es posible a través de actividades artísticas que ponen el punto de mira en el proceso y no en el resultado final. Un proceso, que interna los valores necesarios para que lxs niñxs experimenten y aprendan jugando. La educación artística no entiende de barreras ni limitaciones. En la práctica artística la experimentación debe sucederse en condiciones de máxima libertad, extendiéndose dicha libertad a los propios sujetos que la llevan a cabo.