Traspasar (lo invisible): acciones artísticas para el intercambio colectivo.

Durante estas sesiones hemos trabajado la idea de espacio: de traspasarlo, de habitarlo y de compartirlo. Nuestro objetivo ha sido pasar de lo individual a lo colectivo; de lo más personal y privado, a lo común y lo público usando las artes como medio para conseguirlo.

¡Casa! Nuestro espacio seguro

La acción empezó con un nuevo elemento: el aro, material que será utilizado por todos en la instalación final. Circunferencias de colores muy vivos que representaron en la dinámica la idea de “estar a salvo” durante el juego, de protección. Cada pareja exploró el potencial del hula-hoop, observando sus posibilidades expresivas y lúdicas de movimiento, desplazamiento y compenetración.

FOTO AROS

Capturamos lo que nos representa

Entregamos cámaras e invitamos a que salieran a fotografiar los sitios de su vida cotidiana que más les representan, sus momentos favoritos, personas que quieren, buenos amigos, etc. Por parejas, se desplazaron libremente por todo el centro, y fueron encuadrando lugares con el aro y retratándolos de tal forma que el material formara parte de la imagen y viceversa.

ENCUADRANDO CON LOS AROS

Una bienvenida alterada para hablar de la instalación artística

En esta sesión, dimos la bienvenida al alumnado con un auditorio completamente cambiado. La puerta principal les invitaba a entrar, pero se encontraban con una serie de obstáculos, barreras y pasadizos que hacían complicado ese paso: mesas tumbadas, sillas al revés, túneles sin luz, telas de araña con cuerda… Y al final del lioso recorrido, un foso cubierto de colchonetas al que se lanzaron todos y todas sin dudarlo.

Paramos el momento laberinto (muy a su pesar), para tener una conversación muy importante en esa “piscina” final. “¿Qué habéis sentido?, ¿por qué y para qué hemos montado esta actividad hoy?, ¿qué creéis que puede ser una instalación artística?”. Calificaron la caótica bienvenida como diferente, divertida y una clara ruptura en su rutina.

INSTALACION-GYNCANA

Poniéndonos en la piel de la otra persona

La última estación de nuestro túnel se escondía tras el telón del escenario: una silla “con poderes” en la que el alumnado pudo ser ella o él y los otros 40. Proyectamos los autorretratos que habían hecho sobre los espejos (en una de las primeras sesiones) de forma que al sentarse en esa silla mágica pasaban a ser, además de ellos mismos, todos los demás. Caras de sorpresa, carcajadas y admiración al ver esa doble identidad.

PROYECCIÓN

Estas sesiones han supuesto una fase intermedia entre las primeras acciones individuales y la instalación artística colectiva; la interacción a nivel interpersonal y espacial: el dentro y el fuera, lo personal y lo común o colectivo y el yo y el otro o otra. Las posibilidades de salir de esa extraña bienvenida en forma de laberinto eran infinitas, e igual de infinitas fueron las sensaciones y reflexiones que surgieron. ¡Después de unas sesiones realmente diferentes y divertidas, nos disponemos a construir nuestra instalación final!

 

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