Superando barreras, no importa el lugar

20170309_120428_ copyEn la Fundación Vicente Ferrer siempre ha primado el trabajo para la mejora de condiciones de los más desfavorecidos. Por eso en Anantapur, una de las zonas con más sequía del país, el trabajo comenzó con la obtención de agua como elemento fundamental para la vida. Una vez se fueron cumpliendo objetivos, la sanidad y la educación pasaron a ser las prioridades en la búsqueda de una situación más justa y prometedora para la población. Los centros educativos de la FVF dirigen sus esfuerzos en este mismo sentido y, gracias a ello, tenemos la oportunidad de desarrollar el proyecto de cooperación “Educación Artística y Desarrollo Humano” en este tipo de contextos. En estas primeras semanas, estamos trabajando para aprender y colaborar solidariamente con profesores y alumnos de la Escuela para la Discapacidad Intelectual y la Escuela Inclusiva, donde algunos alumnos padecen discapacidad visual parcial o total.

En estos días me viene a la mente un antiguo compañero del colegio -Carlitos- muy querido por alumnos y profesores del colegio Juan Ramón Jiménez de Sevilla, que pertenecía al grupo que entonces se denominaba “Educación Especial”. La inclusión formaba parte del programa y en ocasiones participaban en actividades educativas con el resto de compañeros. Puedo ver a Carlitos todavía por el barrio de los Remedios, caminando con su maletín colgado al hombro y con la misma sonrisa de siempre mientras charla con los vecinos que encuentra en su trayecto. La libertad que Carlitos disfruta en las calles de Sevilla será muy distinta a la que estos niños indios podrán vivir en las caóticas calles de Anantapur cuando sean mayores. Pero a pesar de las diferencias sociales y urbanas, a pesar de que casi no existen semáforos en Anantapur –y mucho menos con señales sonoras-, entendemos que hay un papel que estos niños tienen por cumplir en la sociedad india.

Nuestra colaboración, enfocada en la igualdad y articulada mediante la expresión artística, pretende hacerles conscientes de su potencial mediante la relación y el fortalecimiento de todos sus sentidos. Los tableros de ajedrez que utilizan -diseñados para personas con discapacidad visual- facilitan que el juego esté presente en sus vidas como iguales. De la misma forma, trabajamos en la combinación de actividades lúdicas y sinestésicas, que favorezcan el desarrollo personal de todos y cada uno de los alumnos. El campo de las artes y la expresión personal no entiende de discapacidades, donde acciones, formas, colores, texturas y sonidos forman parte de actividades que pretenden el empoderamiento de las personas, la pertenencia a la comunidad y el respeto por la naturaleza como fuente de vida.

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