“Pero puedo decir una cosa: que el pueblo hindú es el más querible, más dulce y manso que se pueda conocer….. Es suficiente con mirar su manera de decir que sí. En vez de afirmar como nosotros, moviendo de arriba abajo la cabeza, lo hacen más o menos como nosotros negamos, pero la diferencia del gesto es sin embargo enorme. Ese no que significa sí consiste en ondear tiernamente la cabeza (esa cabeza morena y ondeada con esa pobre piel negra que es el color más bello que una piel puede tener), con un gesto que es al mismo tiempo dulce (pobre de mí, yo digo que sí pero no sé si se puede llevar a cabo), picaruelo (por qué no?), asustado (es tan difícil…) y coquetamente halagador (estoy contigo totalmente). La cabeza se mueve, como ligeramente separada del cuello, y también los hombros ondean un poco, con un gesto de jovencita que vence el pudor y se yergue cariñosa. Las masas hindúes, vistas desde lejos, se fijan en la memoria con ese gesto de asentimiento, y con la sonrisa infantil y radiosa en la mirada que la acompaña. Su religión está en ese gesto. ”
El olor de la India, Pier Paolo Pasolini.