#Orange & Blue
Realizar una pintura mural de forma colectiva implica planificación, logística, diseño, ejecución correcta, rectificaciones, visión y perspectiva de conjunto, metodología y temporalidad concisa. Realizar una pintura mural con 53 niñas en el orfanato de Bathalapalli es una perfecta simbiosis de carga energética personal y agotamiento físico. La lógica del proceso estético lucha con la comprensión y la memoria inmediata al tratar de recordar cada nombre en telegu en medio de una algarabía de manos que te agarran, mientras tratas de ordenar materiales, encajar bocetos y hacer participar a todas y cada una de las criaturas que te indagan con sus ojos repitiendo el mantra «master..master» al ejecutar el estarcido correspondiente. Arrebatando bandejas, rodillos, plantillas y brochas, entre salpicaduras de color y risa, se amarran a tu cuello y sientes como te nutres intensamente, a la vez que tus baterías se agotan en tres horas de refriega. Vuelta a «main office» y la mente vuelve a estado semi-normal con fotogramas pasando a baja velocidad de rostros, abrazos, trazos y colores. Realizar una pintura mural a veces es otra cosa muy distinta a una simple técnica pictórica.